Y en una de estas madrugadas sin sueño, donde
la mente indaga, reflexiona y cómo no reclama!, trato de lidiar con todo lo que
pienso y me pongo a escribir, para desahogar, para recordar, para sentir y me
pregunto ¿Cuándo sabrá realmente lo que uno quiere? Hace casi nueve años vivo en Argentina, soy
extranjera en el país y en ocasiones también de mi propia vida. Acá en Buenos
Aires parece que he vivido al galope, siempre corriendo, siempre luchando,
siempre recordando, como cual niña que se va y se pierde de su casa y por más
que intente regresar no encuentra el retorno, sin embargo, a mitad del viaje
entre ir y volver esa niña se ha convertido en mujer, una mujer a la que le
costó conseguirse con ella misma y que a pesar de todos los pesares se ha
perdonado, se acepta tal como es, con sus errores, defectos y tantas
contradicciones, pero ahora que se conoce también recuerda el camino de aquella
casa que dejó, la que tanto extrañó, mas le da miedo volver a lo que ella
recordaba como su casa, no sé bien de donde proviene el miedo quizás porque ya
nada será lo que ella recordaba, ya no será “su casa”, así que ha decidido amar
la que ha construido en este andar de
búsquedas y de anhelos, porque si bien al final uno nunca sabrá lo que quiere
sí debe amar lo que uno ha construido, eso sí, sin olvidar porque uno nunca
olvida, todo queda en la maquinita.
Ahora sí, a dormir!
Nohemí Ramírez