Como soy reina y fui mendiga, ahora
vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
« ¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»
Quisiera hacer las marchas sonriendo
y confiando ahora que has venido;
pero hasta en el dormir estoy temiendo
y pregunto entre sueños:
« ¿No te has ido?».
Gabriela Mistral
¿Por qué tanta soledad?, ¿Por qué no has llegado?, ¿Cómo hago para encontrarte?
Si tan sólo supiera…
Sí, ¡lo sabes! en más de una ocasión lo has encontrado.
No crees que esta vez sería mejor sincerarte: ¿Qué harás para que tus miedos no lo alejen de ti nuevamente?
Respondió una voz tenue en el silencio de su habitación, (voz que quizá fue su misma conciencia)
Fotografía de Gregory Crewdson
2 comentarios:
lindo poema...
nuestra felicidad, en compartir con alguien nuestro mundo interior sobretodo, pasa primeramente por estarmos en nuestro propio equilibrio y sobrepasarmos nuestros miedos y trabas.
Gracias encantador pernambucano por tus bellas palabras! Con el paso del tiempo es que voy comprendiendo que nadie puede ser feliz con alguien más si antes no es feliz consigo mismo.
Publicar un comentario